“Sus pecados se han amontonado hasta llegar al cielo, y Dios ha recordado sus actos de injusticia”
—Rev.18:5—
—Rev.18:5—
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Aunque el Papa Juan Pablo II ya ha pedido perdón por los pecados de la Iglesia, lo que incluye también las crueldades cometidas por la Inquisición, el daño ya ha sido hecho y no podrá nunca ser reparado.
¿Se ha visto afectada la Iglesia por sus acciones pasadas? Indudablemente sí. Es cierto que aún podría llamarse “La Poderosa Iglesia Católica Romana”, pues ejerce dominio sobre millones de personas, países y gobernantes. De hecho, su influencia aún se deja sentir en algunas decisiones tomadas por gobiernos poderosos. Sin embargo, su poder ya no es el mismo y nunca lo será. Si la Iglesia instituyera otra vez a la Inquisición, ¿tendría efecto real en el mundo? Claro que no, de hecho, hace unos siglos se trató de instituir de nuevo la Inquisición, pero el mundo ya había cambiado y la Iglesia había perdido su poder.
Estas acciones pasadas no solo han repercutido en la pérdida de fe en la iglesia, sino que también han acarreado deshonra al nombre de Dios, uno de los pecados más graves, y por el cuál deberá pagar con creces.
Debido a las injusticias de la Iglesia, así como de muchas otras religiones de la Cristiandad, hoy día muchas personas niegan la existencia de un creador amoroso. No solo por el hecho de que una Iglesia que dice representar a Dios cometa injusticias, sino porque sus injusticias las comete en nombre de Dios y de Cristo.
La Inquisición trató de suprimir a personas sinceras que tenían sed de la verdad bíblica, muchas de las cuales se atrevieron a criticar las enseñanzas anti bíblicas de la Iglesia. Se cumplió a cabalidad la profecía que decía: “La mujer estaba borracha con la sangre de los santos y con la sangre de los testigos de Jesús” (Revelación 17:6). No por gusto se pinta a la religión falsa como una prostituta repugnante, una enemiga de Jehová, Jesucristo, la Biblia y los cristianos verdaderos. Sin embargo, sus pecados no pasarían inadvertidos. Un ángel dice: “Sus pecados se han amontonado hasta llegar al cielo, y Dios ha recordado sus actos de injusticia” (Revelación 18:5).
La Biblia también profetizó la disminución del poder de la religión: “Y el sexto [ángel] derramó su tazón sobre el gran río Éufrates, y su agua se secó, para que se preparara el camino para los reyes procedentes del nacimiento del sol” (Revelación 16:12). Recuerde que la antigua Babilonia estaba protegida por el río Éufrates, y que, cuando Ciro el Persa conquistó la ciudad en el año 539 a.E.C. desvió las aguas del Éufrates y las “secó”, por así decirlo, para tener libre acceso a la ciudad. La Babilonia antigua cayó en una sola noche ante los medos y los persas. El ángel de Jehová explica que el agua representa las muchedumbres sobre las cuales ejerce dominio la religión falsa (Revelación 17:15). El tazón de la cólera de Jehová ya ha sido derramado, y las aguas se están secando. Cada año que pasa vemos más personas que retiran su apoyo a la religión. Aún cuando millones afirman ser católicos, ¿cuántos, realmente, dejan que la religión afecte en su vida, si no es en una boda, un funeral o una celebración popular? ¿Acaso su vida diaria se ve afectada por la doctrinas católicas sobre la planificación familiar, la homosexualidad, la fornicación y la borrachera? En la mayoría de los casos vemos todo lo contrario. Muchos se declaran abiertamente contra la religión, y los escándalos por abuso sexual por parte de Sacerdotes mueven la conciencia de otros. Poco a poco las aguas se secan, y esto solo es un indicio de que los “reyes del norte”, Jehová y Jesús, vendrán a destruir en una sola hora a esta repugnante ramera.
La Biblia declara sin rodeos la culpabilidad por derramamiento de sangre de la religión, “Sí, en ella se halló la sangre de profetas y de santos y de todos los que han sido degollados en la tierra” (Revelación 18:24). Vea la gravedad del asunto, no se le considera culpable solo de la muerte de fieles profetas y santos, sino que de “todos los que han sido degollados en la tierra”. Sin duda tiene una deuda muy pesada que pagar.
¿Es muy fuerte este mensaje? Podría ser, pero vea la exhortación que nos da la Palabra de Dios: “Páguenle a ella así como ella misma pagó, y háganle a ella el doble, sí, el doble del número de las cosas que ella hizo; en la copa en que ella vació una mezcla, vacíenle a ella el doble de la mezcla” (Revelación 18:6).
Es cierto que no tenemos autoridad para ‘hacerle el doble de cosas que ella hizo’ de forma literal, pero Jehová nos ha concedido la autoridad y el honor de proclamar su próxima destrucción.
Jehová mismo se encargará de ‘pagarle a ella así como ella misma pagó’, cuando las Naciones Unidas y los “diez cuernos”, es decir, el resto de gobernantes del mundo se cansen de su entremetimiento en asuntos políticos, y cual bestias feroces se lancen sobre ella a devorar sus carnes, y finalmente, quemarla por completo con fuego.
Hoy la religión falsa dice: “Estoy sentada [como] reina, y no soy viuda, y nunca veré lamento”, pero Jehová dice: “Por eso, en un solo día vendrán sus plagas: muerte y lamento y hambre, y será quemada por completo con fuego, porque fuerte es Jehová Dios que la juzgó” (Revelación 18:8).
Ese día se aproxima con rapidez, y si usted quiere librarse de esta destrucción siga el consejo que el ángel de Jehová dio: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas” (Revelación 18:4). Es seguro de que usted está cumpliendo este mandato, y se ha dedicado a Jehová y bautizado y se reúne con el pueblo de Dios, pero, ¿realmente ha cortado todo lazo con la religión falsa? ¿Aún participa en festividades como los cumpleaños, o en costumbres basadas en supersticiones demoniacas, como el vestirse de negro para los funerales? Si así es, no dude en romper ya todo lazo con la Gran Ramera. De un momento a otro las calamidades le vendrán, y no querremos sufrir junto con ella. Recuerde, “en un solo día vendrán sus plagas: muerte y lamento y hambre, y será quemada por completo con fuego” (Revelación 18:8). Así que, huyamos de todo contacto con esta repugnante ramera religiosa, pues pronto recibirá su justa paga por todos sus actos de injusticia y maldad.
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