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miércoles, 24 de julio de 2013

La apostasía y sus frutos

“Ellos salieron de entre nosotros, pero no eran de nuestra clase; porque si hubieran sido de nuestra clase, habrían permanecido con nosotros. Pero [salieron], para que se mostrara a las claras que no todos son de nuestra clase” – 1 Juan 2:19

Las advertencias sobre la apostasía son repetidas, pero, ¿por qué tanto peligro? ¿Acaso nuestra fe no es lo suficientemente grande como para soportar cualquier duda? El asunto no es cuán grande es nuestra fe, sino a dónde puede llevarnos, y es por eso que debemos preocuparnos por este tema. ¿Quiénes son los apóstatas? ¿Por qué deberíamos cuidarnos para no caer en la trampa de la apostasía?

Recordemos brevemente qué es apostasía. El término griego del que se toma esa palabra significa simplemente “disensión; rebelión religiosa.” De modo que el término es apropiadamente aplicable a todo aquel que se rebela contra su religión. Por ejemplo, si alguien dejó el catolicismo y ahora se vuelve contra la Iglesia, está apostatando contra la que fue su religión. Cuando nosotros hablamos de “apóstatas”, hablamos obviamente de personas que han abandonado la congregación cristiana de los testigos de Jehová, y es de esas personas que hablaremos en este post. En realidad, no de ellos como personas, sino de los frutos que ha producido la acción de apostatar en sí misma.

Hemos de estar al tanto, también, que no todos los que abandonan la congregación cristiana llenan el cuadro de “apóstata”. Al respecto, una nota de La Atalaya del 15 de julio de 2011 dice: “Los apóstatas son las personas que desertan de la religión verdadera, abandonándola con rebeldía y renegando de ella.” Hay personas que han abandonado la congregación por diversos motivos, y quizás se encuentre débiles espiritualmente, pero esto no las hace “apóstatas”, pues no están mostrando rebeldía. Incluso hay quienes se apartan silenciosamente de la congregación, y no promueven ideas contrarias a las Escrituras. Estas personas tampoco entran en el calificativo de “apóstatas.” ¿Quiénes, entonces, son realmente apóstatas?

Podríamos resumirlo citando al apóstol Juan, quien dijo: “Si alguno viene a ustedes y no trae esta enseñanza, nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo.” (2 Juan 10). Cuando una persona se aparta de las enseñanzas de Cristo y promueve dichas enseñanzas contrarias a las Escrituras, ésta es un apóstata.

¿Qué frutos ha producido la apostasía? Muchos que han abandonado la congregación sienten libertad; libertad que no tenían en la congregación cristiana. Por ejemplo, algunos de ellos ahora sienten libertad de usar sangre o celebrar fiestas con trasfondo pagano, como los cumpleaños y la navidad. La Biblia, sin embargo, es clara en asuntos como estos cuando dice sin rodeos: “Porque al espíritu santo y a nosotros mismos nos ha parecido bien no añadirles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias: que sigan absteniéndose de […] sangre.” (Hechos 15:28, 29). También se insta: “¿Y qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? […] ‘Por lo tanto, sálganse de entre ellos, y sepárense —dice Jehová—, y dejen de tocar la cosa inmunda’” (2 Corintios 6:16, 17).

Muchos otros incluso dejan de creer en la Biblia como Palabra Inspirada de Dios. Esto es aún mucho más grave. Pero la mayoría dicen seguir creyendo en la Biblia; sin embargo, muchos han fallado en asuntos muy fundamentales.

Jesús ordenó: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones” (Mateo 28:19). Sin embargo, estas personas se niegan a seguir el mandato de “vayan”, y dejan de buscar a las personas para predicar, y si acaso hablan de las Escrituras con alguien, esperan que las personas los busquen. El mandato de Cristo ir y predicar es, evidentemente, algo que cada cristiano debe hacer (Compare con Hechos 8: 1, 4 y Juan 4:14). De modo que, ¿los ha llevado a ser mejores cristianos? ¿Cumplen el mandato de acoger las enseñanzas de Cristo, y ellos mismos ser una fuente de la verdad bíblica que imparte conocimiento a otros? ¿Imitan a los cristianos del siglo primero que, a pesar de la persecución, iban predicando a cualquier lugar a donde iban? Los hechos hablan por sí mismos.

Muchos otros que han abandonado la congregación han expresado tajantemente que han dejado de creer que realmente vivimos en los últimos días. Sabemos que a lo largo de los años hemos tenido ideas equivocadas sobre el asunto del fin del sistema de cosas y las fechas. Hemos llegado a comprender que esto se ha debido a que no acatamos el consejo de Cristo dado a los apóstoles (cuando ellos mismos tenían expectativas equivocadas sobre cuándo se restauraría el Reino): “No les pertenece a ustedes adquirir el conocimiento de los tiempos o sazones que el Padre ha colocado en su propia jurisdicción” (Hechos 1:7). Al igual que algunos discípulos de tiempos bíblicos, hemos aprendido a costa de bochornos lo importante que es dejarse guiar por Cristo y no por nuestras propias ideas; pero parece que hemos aprendido la lección y seguimos estando alerta.

Desde el siglo I, los discípulos cristianos han estado alerta de la presencia de Cristo y los eventos que conducirían al fin del sistema de cosas. El mismo último capítulo de la Biblia pone énfasis en esta promesa de Cristo: “El que da testimonio de estas cosas dice: ‘Sí; vengo pronto’. ‘¡Amén! Ven, Señor Jesús.’” (Revelación 22:20) La venida de Cristo es un evento de suma importancia para los cristianos, y estamos obligados a obedecer las palabras de Cristo: “Por lo tanto, manténganse alerta, porque no saben cuándo viene el amo de la casa, si tarde en el día o a medianoche o al canto del gallo o muy de mañana; para que, cuando él llegue de súbito, no los halle durmiendo. Pero lo que les digo a ustedes, a todos lo digo: Manténganse alerta” (Marcos 13:35-37). En realidad, más que preocuparnos por cuándo viene el fin, tenemos la obligación de estar alerta pase lo que pase. No importa si el fin viene mañana, la próxima semana, en diez años o en cincuenta años; lo que cuenta es obedecer el mandato de Cristo: “Manténganse alerta.” Sin embargo, ¿se mantienen alerta los apóstatas en general? Por el contrario, la mayoría de ellos encaja, más bien, con la descripción que dio el apóstol Pedro de las personas que vivirían durante los últimos días, al decir: “Porque ustedes saben esto primero, que en los últimos días vendrán burlones con su burla, procediendo según sus propios deseos y diciendo: ‘¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día en que nuestros antepasados se durmieron [en la muerte], todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación’” (2 Pedro 3:3, 4). Entonces, preguntamos de nuevo, ¿los ha hecho mejores cristianos el dejar la congregación? ¿Qué muestran los hechos?

Cuando Jesús contrastó la actitud del esclavo fiel y discreto, quien se mantendría alerta hasta su venida, también dijo que podría suceder que un esclavo de Cristo dejara de estar alerta, pues dijo: “Mas si alguna vez aquel esclavo malo dijera en su corazón: ‘Mi amo se tarda’, y comenzara a golpear a sus coesclavos, y comiera y bebiera con los borrachos inveterados, vendrá el amo de aquel esclavo en un día que no espera y a una hora que no sabe, y lo castigará con la mayor severidad y le asignará su parte con los hipócritas. Allí es donde será [su] llanto y el crujir de [sus] dientes’” (Mateo 24:48-51). ¿No encaja a la perfección esa descripción con la actitud que tienen muchos que han abandonado la congregación? En vez de procurar ayudar, propagan por todas partes puntos negativos de la congregación, pero, ¿por qué no mejor dedican ese tiempo y energía en ayudar a otras personas a conocer a Jehová y Jesucristo? ¿Por qué se dedican tanto a atacar a los que en algún tiempo fueron sus hermanos? Muchos de ellos no solo golpean a sus coesclavos (sus ex hermanos), sino que, tal como dijo Cristo, dejan de estar alerta, pues dicen “mi amo tarda”, y lo que es peor, hay algunos que rechazan la verdad bíblica para llevar vidas disolutas.

Ciertamente, no todos los que se han alejado de la congregación encajan con las descripciones anteriores, pero, ¿le gustaría a usted llegar a ese estado de espiritualidad? ¿No le parece que es mejor seguir las enseñanzas que Cristo nos dio a través de los apóstoles, según se revelan en la Biblia? ¿No cree que es mejor que, sin importar cuándo venga el fin, sigamos alerta, obedeciendo el mandato de Jesús de llevar vidas limpias, de mantenernos alerta y de ir y predicar el Reino por todo el mundo?

Los frutos que la apostasía da son evidentes. Por el contrario, nosotros somos fieles a Jehová y a Cristo, obedeciendo sus mandatos; siempre buscando su guía bajo la constante meditación, la oración y el estudio personal. ¡Jamás permitamos que se nos desvíe de un modo de vivir que agrada a Jehová!

miércoles, 3 de marzo de 2010

¿ES, REALMENTE, PELIGROSA LA APOSTASÍA?

“Por [su] boca el que es apóstata arruina a su semejante”
— Proverbios 11:9 —


En el pasado hemos tratado en parte este tema, pero es posible que haya quién se pregunte qué es la apostasía y quiénes exactamente son apóstatas. ¿Son personas inicuas? ¿Son peligrosos? ¿Se ‘sientan en la mesa de los demonios’? Hablaremos de nuevo sobre este tema.

Como ya hemos aclarado anteriormente —y todos los testigos deberíamos saberlo— los apóstatas son las personas que se rebelan contra la verdad. La palabra griega αποστασια (apostasía) significa literalmente “apartarse de”. Al respecto el Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento de W.E. Vine dice: “la apostasía significa el abandono y rechazo de la fe”. Ese es el sentido que los testigos de Jehová damos a la palabra “apostasía”. Así que un apóstata es un individuo que abandona nuestra fe mediante acciones o palabras. Por supuesto que el término “apóstata” no es denigrante en ningún sentido, si no que es el término más apropiado para identificar a estas personas. Lamentablemente la mayoría de apóstatas no abandonan la verdad en silencio si no que atacan a sus antiguos hermanos y difunden —en muchos casos— hechos fuera de contexto y peor aún, verdades a medias o descaradas mentiras a fin de apartar de la fe a los miembros fieles de la congregación (Lea Mateo 24:48-51). Aclarado quiénes son los apóstatas respondamos a la primera pregunta planteada en el primer párrafo: ¿Son personas inicuas?

El Diccionario de la Real Academia de Lengua Española define el término “inicuo” como “Malvado, injusto”. Ahora bien ¿son personas malvadas los apóstatas? En la mayoría de los casos no, al menos como personas. Una persona puede ser buena sin ser testigo de Jehová, así como un apóstata puede ser honrado, gentil, bondadoso y pacífico. Sin embargo, esto no indica que no son personas peligrosas, ¿en qué sentido? Respondamos a la segunda pregunta del primer párrafo ¿Son peligrosos?

Para responder a esta pregunta recordemos al primer apóstata: Satanás el Diablo. Nadie diría que Jehová Dios estaba equivocado, aún así Satanás abandonó la verdad por conveniencia propia, ¿la razón? Jesús dijo: “No permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él” (Juan 8:44). Satanás no se quedó contento con abandonar él solo la organización de Jehová, seguramente influyó para que otros ángeles que habían sido fieles se rebelaran contra su creador y abandonaran su organización celestial (Judas 6). ¿Cuál será el futuro de este rebelde y de aquellos que se dejaron influenciar por él? El apóstol Pedro dijo: “Ciertamente si Dios no se contuvo de castigar a los ángeles que pecaron, sino que, al echarlos en el Tártaro, los entregó a hoyos de densa oscuridad para que fueran reservados para juicio” (2 Pedro 2:4). Ahora ellos están esperando la ejecución de ese juicio condenatorio, por lo cual están furiosos pues al final significará su destrucción eterna (Revelación 12:12; 20:10). ¿Les espera menos a los apóstatas modernos? ¿Quiere usted tener ese final tan fatal? Como es obvio que no, ¡nunca se deje influenciar por la apostasía! Ni siquiera lea o vea información de ellos por curiosidad ¿Por qué no? Un dicho popular dice: “La curiosidad mató al gato”, y en muchos casos resulta ser cierto eso. La información apóstata no solo socava la fe en la organización terrestre de Jehová, en vez de edificar una fe fuerte en Jehová, sus promesas y su palabra más bien la destruye; no lo acerca a Jehová, más bien lo aleja de él. Es lógico que ellos no le darán a usted información que les salve la vida, porque al igual que Satanás y sus demonios, espiritualmente están en “hoyos de densa oscuridad” y como dijo Jesús: “Un ciego no puede guiar a un ciego, ¿verdad? Ambos caerán en un hoyo, ¿no es cierto?” (Lucas 6:39). Si cerramos los ojos a los peligros de la apostasía y dejamos que la curiosidad nos lleve a ella, ¿no estamos haciéndonos “ciegos” a propósito? Y si estamos ciegos, ¿cómo podrían guiarnos otras personas ciegas a un lugar apropiado? ¿Acaso no nos harían caer en un ‘hoyo de densa oscuridad’ espiritual? ¿Acaso queremos alimentarnos de la “comida” que ellos sirven, en vez de sentarnos en “la mesa de Jehová” en donde abunda el alimento espiritual de calidad? (Isaías 25:6-8). Eso nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Se ‘se sientan a comer ellos en la mesa de los demonios’?

“No pueden estar participando de ‘la mesa de Jehová’ y de la mesa de demonios” dijo el apóstol Pablo (1 Corintios 10:21). Eso nos recuerda algo: No podemos alimentarnos de ambas mesas, pero si no nos alimentamos de una, obligatoriamente nos estamos alimentando de la otra. ¿De qué mesa se alimentan los apóstatas? Para saberlos veamos qué dice la Biblia sobre ellos. Hablando del anticristo (o, mejor dicho, los anticristos) el apóstol Juan dijo: “Ellos salieron de entre nosotros, pero no eran de nuestra clase; porque si hubieran sido de nuestra clase, habrían permanecido con nosotros” (1 Juan 2:18, 19). Así que ellos en un tiempo se alimentaron de la mesa de Jehová, pero como ‘no son de nuestra clase’ ahora ya no se alimentan de la mesa de Jehová, y al no hacerlo, obligatoriamente comen de la mesa de los demonios, ellos son su fuente de alimento espiritual. Eso se confirma con las palabras de Jesús: “El que no está de mi parte, contra mí está” (Lucas 11:23). Así que quien ya no está del lado de Jehová, su hijo y su organización, está contra él y por lo tanto, está del lado de Satanás. Ellos llegan a ser hijos de Satanás y enemigos de Jehová (Compare con Juan 8:44a y lea 1 Juan 3:10).

Así que “alimentarnos”, es decir, leer y ver la información difundida por los apóstatas equivale a sentarnos a comer en la mesa de los demonios. ¡Qué acción tan asquerosa! Si queremos agradar a Jehová ¿por qué mezclaros con sus peores enemigos? ¡Nunca abandonemos la fe que hemos adquirido! Al igual que los millones de ángeles que permanecieron fieles a Jehová, odiemos lo que es malo y rechacemos con firmeza y convicción el alimento Satánico que se difunde por todos los medios posibles.

Para más información sobre el tema lea la entrada “¡Cuidado con los apóstatas!”.

La siguiente semana trataremos el tema “¿Debemos odiar a los apóstatas?”, basado en Salmo 139:21, 22.

martes, 4 de agosto de 2009

Historia moderna de los testigos de Jehová: 1975… ¿Predicho el fin del mundo?




En un intento más de Satanás por quebrantar la fe de los testigos de fieles de Jehová, los apóstatas y opositores de nuestra fe usan las expectativas de muchos testigos respecto a 1975 como un “ejemplo” de nuestras “fallidas profecías” ¿Sabría usted defender su fe respecto al tema de 1975? ¿Qué ocurrió realmente? ¿Predijo el Cuerpo Gobernante el fin del mundo para 1975?

La raíz del asunto está relacionada estrechamente con la publicación de 1966 titulada Life Everlasting—In God’s Sons Liberty (Vida Eterna, en libertad de los hijos de Dios), libro que mostraba una tabla cronológica que indicaba que el fin de los 6000 años de existencia humana terminarían en 1975. Puesto que 1 Pedro 3:8 dice que para Jehová mil años son como un día, y puesto que el día de descanso de Jehová empezó en el año 4026 a.E.C tras la creación de Adán, contando seis períodos de mil años cada uno (seis días para Jehová) desde 4026 a.E.C llegamos a 1975 E.C como el año que daría inicio al séptimo período de mil años, es decir, un sábado (Génesis 2:2, 3). Bajo la ley de Moisés Jehová estipuló que los israelitas guardaran el séptimo día como un Sábado, es decir, deberían descansar ese día. Otro sistema sabático era un sistema de años sabáticos, es decir, cada siete años, los Israelitas debían abstenerse de sembrar cualquier producto en la tierra. Esto era un descanso tanto para los israelitas como para la tierra misma pues hacía que esta recuperara su fuerza reproductora (Levítico 25:4, 5). Contando siete años sabáticos (7X7) llegamos a 49 años. Tras el séptimo año sabático (el año 49) se celebraba el año del Jubileo (el año 50). Durante el Jubileo se ponía en libertad a los israelitas que habían sido vendidos como esclavos, y se devolvía cualquier tierra heredada que algún israelita haya vendido por necesidad. La ley fue una ‘sombra de las cosas por venir’ y Jesús se llamó a sí mismo el “Señor del sábado” (Mateo 12:8; Hebreos 10:1). Los sistemas sabáticos tipificaron el reinado de mil años de Jesucristo (Revelación 20:1-6; 21:1-4). Basando en estos modelos proféticos y cálculos, las publicaciones de la Sociedad Watch Tower dieron la posibilidad de que los eventos vinculados con el reinado milenario de Jesucristo podían empezar a cumplirse en 1975. Aunque se presentó esa posibilidad, en la misma asamblea en que se presentó el libro God’s Sons Liberty también se dijo: ‘¿Qué hay del año 1975? ¿Qué significa, queridos amigos? ¿Significa que Armagedón estará por terminar, con Satanás atado para 1975? ¡Podría ser! ¡Podría ser! Todas las cosas son posibles para Dios. ¿Significa que Babilonia la Grande estará por caer para 1975? Podría ser. ¿Significa que el ataque de Gog de Magog estará por [lanzarse] sobre los testigos de Jehová para acabar con ellos, y entonces Gog mismo será puesto fuera de acción? Podría ser. Pero no es lo que decimos. Todas las cosas son posibles para Dios. Pero no estamos diciendo [eso]. Y que ninguno de ustedes sea específico al decir algo que sucederá entre ahora y 1975.’.

Para ayudar a muchos de ustedes a comprender mejor el asunto de 1975, las expectativas de los testigos y las afirmaciones hechas por el Cuerpo Gobernante, me complace poner a su disposición el documento “1975… ¿Predicho el fin del mundo?”. Este documento hace una recopilación de las afirmaciones de La Atalaya antes de 1975. Esto reafirmará nuestra fe en la organización que Jehová utiliza mediante espíritu Santo, y reafirmará nuestra resolución de evitar contaminarnos con las publicaciones apóstatas, pues deja claro que los testigos nunca afirmamos que en 1975 vendría el fin, probando así que los opositores y apóstatas que usan 1975 para atacar a los testigos, son como su padre el Diablo: Mentirosos, y no son dignos de que pongamos fe en sus palabras.