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jueves, 7 de junio de 2012

¿Qué lo hace un “Cristiano”?

“En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos”
— Juan 13:35 —

¿Cómo identificar a los verdaderos cristianos? ¿Los identificaría el que hablarían en lenguas, curarían enfermos milagrosamente y expulsarían demonios? ¿O es la antigüedad de una organización religiosa lo que hace a un grupo la verdadera iglesia cristiana? ¿Basta con creer en Jesús?

Ninguna de las características anteriormente descritas hace a un grupo o a una persona un cristiano verdadero. De hecho, ni siquiera es suficiente con sólo creer que Dios envió a su hijo a la tierra a morir por la humanidad. El discípulo Santiago dijo: “Tú crees que hay un solo Dios, ¿verdad? Haces bastante bien. Y sin embargo los demonios creen y se estremecen.” (Santiago 2:19) Y ciertamente, los demonios no sólo creen en Dios, sino saben muy bien que Jesucristo es el hijo del Dios vivo. En una ocasión un demonio le dijo a Jesús: “Sé exactamente quién eres: el Santo de Dios.” (Lucas 4:34, 41) Así que, el que alguien crea que Jesús es el hijo de Dios, que vino y dio su vida por la humanidad, y que actualmente está en los cielos, no necesariamente lo hace cristiano. Cree en Jesús, pero, ¿de verdad es cristiano?

¿Cómo saber quién es un cristiano verdadero? Más importante que eso, ¿qué hace que yo sea un cristiano verdadero? Recordemos que ser cristiano es ser un seguidor de Cristo; no basta con creer en él, hay que imitarlo. El apóstol Pedro dijo: “Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención.” (1 Pedro 2:21) ¿Cómo podemos seguir sus pasos con sumo cuidado y atención? Pues el apóstol dice que Cristo nos dejó un modelo a seguir, ¿y en dónde encontramos ese modelo? En las Escrituras Griegas Cristianas, especialmente en los cuatro evangelios, en donde se relatan en detalle las enseñanzas y actitudes de nuestro Señor. Por eso, es de suma importancia que leamos diariamente la Biblia, para conocer a Cristo. Únicamente si conocemos la personalidad y las enseñanzas de Jesús podremos seguir sus pasos. Entonces, si alguien no estudia su Biblia, ¿verdaderamente podría ser un cristiano?

Por otro lado, la antigüedad de una poderosa organización religiosa tampoco la hace necesariamente cristiana. ¿Cómo podría una iglesia denominarse “cristiana”, cuando se ha hecho culpable de odio, derramamiento de sangre y abusos de la autoridad? ¿Realmente han imitado a Jesucristo al inmiscuirse en la política y dar su bendición a las guerras? Más significativamente, ¿cómo puede alguna organización religiosa llamarse “cristiana” cuando se ha desviado por completo de las enseñanzas de Jesucristo? Por ejemplo, Jesús dijo con tanta claridad: “El Padre es mayor que yo” (Juan 14:28) ¿Es de cristianos el enseñar lo contrario, a saber, que Jesucristo es igual al Padre? Vemos que en muchos casos, de hecho, en toda la cristiandad, existen actitudes y enseñanzas que atentan contra el cristianismo verdadero.

La ejecución de obras poderosas tampoco es garantía de que una organización o iglesia está compuesta por cristianos verdaderos. Es del todo cierto que Jesús dijo: “Al ir, prediquen, diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado’. Curen enfermos, levanten muertos, limpien leprosos, expulsen demonios.” (Mateo 5:7) Ha de notarse que esas características distinguirían a los cristianos primitivos, durante el siglo I, pues Jesús nunca dijo que esas características continuarían por siglos. De hecho, la única señal identificadora de los cristianos verdaderos durante los últimos días, de las mencionadas en ese versículo, sería predicar el Reino de Dios. ¿Quiénes están predicando el Reino de Dios en todo el mundo? ¿Lo hacen las iglesias? No. Es más, en su vasta mayoría ignoran qué es el Reino de Dios, y creen y enseñan que este es un estado o condición de corazón. Para los últimos días Jesús también habló de la expulsión demoníaca, pero no dijo que esta sería practicada por sus seguidores verdaderos, sino más bien, por “obradores del desafuero” (Mateo 7:21-23). Además, sobre las obras poderosas, el apóstol Pablo escribió bajo inspiración divina: “el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá.” (1 Corintios 13:8, La Biblia al Día) Así que ni hablar en lenguas, ni "profetizar", ni creer tener conocimiento milagroso, ni expulsar demonios lo hace a uno un cristiano verdadero, entonces ¿qué nos hace cristianos?

Ya señalamos la importancia de seguir a Jesucristo, es decir, imitar su forma de hablar, actuar y tratar a otros. Pero hay una cualidad sobresaliente que nos hace verdaderos cristianos, y esta fue señalada por el apóstol Pablo. Tras decir que los dones milagrosos desaparecerían, dijo: “sin embargo, permanecen la fe, la esperanza, el amor, estos tres; pero el mayor de estos es el amor.” (1 Corintios 13:13) ¿Notó? Dijo: “el mayor de estos es el amor”. Es más, esa sería la señal identificadora de los verdaderos discípulos de Cristo, pues él dijo: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí”. (Juan 13:35). Es el amor el que nos une como una hermandad mundial, en donde no existe odio racial ni distinción de clases. Verdaderamente pertenecemos a un conjunto de cristianos verdaderos que han desplegado verdadero amor, aún en circunstancias difíciles. Miles de hermanos nuestros han preferido la cárcel en tiempos de guerra, en lugar de ir y matar a su prójimo. ¡Todo lo contrario a las iglesias de la cristiandad!

Pero pertenecer a la organización de Dios no nos hace, de forma individual, cristianos. ¿Por qué no? Porque debemos imitar a Cristo y mostrar amor de forma personal e individual. Por eso es apropiado que nos preguntamos: “¿Soy yo un verdadero cristiano?” Para eso es importante que despleguemos amor en toda faceta de nuestra vida. Obviamente, mostrar amor no es lo único que se requiere, pero es una de las cosas más importantes. Tome en cuenta que Jesús dijo: “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros.” (Juan 13:34) Entonces, ¿qué clase de amor mostró Jesús, y cómo podemos imitarlo al amar así a nuestros hermanos? ¿Tenemos la obligación de amar únicamente a nuestros hermanos en la fe? Esas cuestiones se tratarán en las siguientes semanas, en donde nos dedicaremos a hablar detenidamente de la cualidad del amor, y de cómo mostrarlo, tanto dentro como fuera de la congregación.

lunes, 5 de julio de 2010

LA COPA MUNDIAL Y EL FÚTBOL… ¿QUÉ REVELARÁ SOBRE USTED?

“Sigan asegurándose de lo que es acepto al Señor”

Efesios5:10—


TIEMPO APROXIMADO DE LECTURA: 4 MINUTOS


El juego estaba muy avanzado, y Argentina iba ganando a Perú 1 a 0, cuando Perú anotó un gol, pero el árbitro invalidó el gol por una infracción a las reglas. Esto causó un gran alboroto en el estadio, lo que causó 328 muertes y más de mil personas lesionadas ¡qué tragedia! El New York Times dijo: “Probablemente lo que salvó la vida del árbitro y los futbolistas fue la pesada puerta de hierro del vestuario”. Aunque ya pasaron casi 50 años de esa tragedia, nos recuerda el horrible nacionalismo que el Fútbol puede despertar en las personas. Es cierto que tragedias de ese tipo son relativamente pocas, pero la violencia relacionada con el Fútbol no es rara.


El Fútbol en sí no tiene absolutamente nada de malo. Sería correcto decir que es una diversión sana y sin complejidades.Sin embargo, los cristianos somos más meticulosos al respecto. No nos basta con el hecho de que una diversión sea sana. Hay más cosas implicadas. Veamos cuáles.


Si su país está jugando en la copa mundial, es lógico que usted quiera que gane los partidos, eso es más que obvio. Sin embargo es necesario que tomemos en cuenta el principio bíblico expuesto en Gálatas 5:26 que dice: “No nos hagamos egotistas, promoviendo competencias unos con otros, envidiándonos unos a otros”. ¿Cuál es su actitud respecto a esto? ¿Cuánta importancia le da al hecho de que su equipo gana o pierda? ¿Despierta esto en usted prejuicios contra personas de otros países? ¿Cómo reacciona cuando su equipo favorito pierde o gana? Si meditamos detenidamente en las respuestas honestas que daremos, probablemente nos demos cuenta de que debemos mejorar en este aspecto.


El principio de Gálatas 5:26 no solo es aplicable durante la semana que queda de la Copa Mundial. Debe también regir la forma en que nos recreamos en la congregación. En muchos lugares es común que algunos hermanos se recreen jugando fútbol, ya sea con otras congregaciones o solo los hermanos de una misma congregación. Es lamentable mencionar que en muchas congregaciones se ha infiltrado un espíritu competitivo, lo que ha causado algunos problemas. En algunos casos se ha visto hermanos gritándose unos a otros, o peleándose unos con otros, incluso ofreciendo golpes… ¿Es esa una forma cristiana de actuar? Absolutamente no. No está de más recordar lo que la revista ¡Despertad! Del 22 de diciembre de 1978 dijo: “Los ejércitos obligan a los opositores a una ‘confrontación decisiva,’ y también lo hacen los guerreros. Recuerde como, en la antigüedad, el matasietes Goliat gritó: “¿No soy yo el filisteo y ustedes siervos que le pertenecen a Saúl? Escójanse un hombre, y baje él a mí. . . . ¡Denme un hombre y peleémonos!” (1 Sam. 17:8-10) Pero los cristianos querrán evitar tal espíritu cuando participan en un juego. La vida no depende de ganar o perder tales juegos. El fútbol y otros deportes deben mantenerse en su debida perspectiva —como un simple recreo, una diversión temporánea— no como algo de importancia vital”.


Ahora veamos otro principio bíblico envuelto: “[Asegúrense] de las cosas más importantes” (Filipenses 1:10). Esto es especialmente importante si nuestras actividades espirituales coinciden en el horario con los partidos. Si su día de predicación, la reunión de la congregación o alguna de nuestras asambleas coincide en horario con la final de la copa mundial, ¿qué preferiría? Al respecto la revista ¡Despertad! Antes mencionada dijo: “¿Cuál es su actitud respecto a los deportes? Por ejemplo, ¿acostumbra usted faltar a las reuniones cristianas para jugar o asistir a juegos? Por otra parte, ¿indicaría que se están evaluando correctamente los asuntos espirituales el que se cambien las horas de las reuniones cristianas regulares para que no choquen con los juegos para la Copa Mundial? Al hacer eso, ¿se estaría dando un buen ejemplo a los que están empezando a lograr progreso espiritual? Jesús exhortó: “Sigan, pues, buscando primero el reino.”—Mat. 6:33.”


Ya sabemos que el fútbol no tiene nada de malo, ni de verlo ni de practicarlo, siempre y cuando nuestra actitud sea correcta. Si notamos que en nosotros el fútbol despierta espíritu competitivo, animosidad hacia otras personas, o si tenemos la costumbre de gritar con sentimiento fanático (literalmente) “¡¡gol!!” ¡Peligro! No es un asunto que se deba tomar a la ligera. Debemos cuidarnos de que el fútbol no sea lo más importante para nosotros, de que se convierta en una especie de Dios (Lea 1 Corintios 10:14). Cuando estemos jugando fútbol, especialmente si lo hacemos con nuestros hermanos en la fe, recordemos que el amor es la marca que nos distingue como verdaderos cristianos, que el amor “no se siente provocado”, y por lo tanto, evita que despleguemos “amargura maliciosa y cólera e ira y gritería y habla injuriosa, junto con toda maldad”, pues estas actitudes no son propias de un cristiano verdadero (Efesios 4:31; 1 Corintios 13:4, 5). Debemos recordar constantemente que es nuestra obligación asistir a todas las reuniones, asambleas y predicar las buenas nuevas del Reino, dedicarle tiempo de calidad a estas actividades y darles completa concentración mientras las practicamos, sin que un partido las estorbe. Nunca sustituiremos las actividades espirituales por actividades deportivas.


Aunque el fútbol puede ser una forma sana de entretenimiento y diversión, puede revelar en nosotros actitudes mundanas, revelará si es cierto que a nivel personal ponemos primero el Reino, o, por el contrario, lo hacemos solo cuando no hay otras actividades que consideramos importantes. Debemos ejercer cautela al observar los partidos y al practicar este deporte tan popular.Si a usted le gusta el fútbol ¡Disfrute los partidos! Pero siempre recordemos que debemos tener equilibrio en todos los aspectos de nuestra vida, a fin de que nuestra espiritualidad nunca se vea afectada, recordando siempre el consejo de Efesios 5:10: “Sigan asegurándose de lo que es acepto al Señor”.

lunes, 29 de marzo de 2010

EL DIEZMO Y LOS CRISTIANOS

“Traigan todas las décimas partes”

— Malaquías 3:10 —

En muchos países latinoamericanos, e incluso norteamericanos, son muy comunes las iglesias evangélicas. Al menos en mi territorio, uno de los temas que a ellos les gusta tratar se relaciona con el Diezmo. ¿Entiende usted a cabalidad este tema? Si no es así es posible que sea muy difícil razonar con una persona sincera que pregunte al respecto. La semana ante-pasada hablamos del ayuno y citamos el texto de Gálatas 3:13 que dice: “Cristo, por compra, nos libró de la maldición de la Ley”, ¿aplica este texto también en lo que se refiere a la ley del Diezmo? Veamos:


El Diezmo se estableció como ley en el tiempo de los Israelitas y el propósito era suplir lo necesario para los sacerdotes levíticos que servían en el templo de Jerusalén; ya que ellos vivían en el templo y no tenían parte en la herencia de la tierra prometida y debían dedicarse a tiempo completo al servicio a Jehová, los diezmos de la nación de Israel les daba lo necesario para subsistir. Cientos de años después de la posesión de la tierra prometida mediante el profeta Malaquías Jehová dijo unas palabras registradas en un versículo que a los miembros de las iglesias protestantes, y especialmente a sus pastores, les gusta mucho citar: “Traigan todas las décimas partes al almacén, para que llegue a haber alimento en mi casa; y pruébenme, por favor, en cuanto a esto —ha dicho Jehová de los ejércitos—, a ver si no les abro las compuertas de los cielos y realmente vacío sobre ustedes una bendición hasta que no haya más carencia” (Malaquías 3:10). Para saber si esta petición de Jehová aplica a los cristianos solo es cuestión de saber cuándo se escribió. Malaquías completó su libro después del año 443 a.E.C. y como ya se mencionó en Gálatas 3:13, la muerte de Cristo anuló todas las leyes dadas a los Israelitas mediante Moisés, y la muerte de Cristo ocurrió en el año 33 E.C. Por lo tanto, la ley del diezmo desapareció junto con la ley del ayuno el 14 de Nisán de 33 E.C.


Sin embargo, entre los cristianos de origen judío surgió un problema, porque algunos aún querían aplicar la ley de Moisés, y especialmente la de la circuncisión, este caso fue llevado al Cuerpo Gobernante en Jerusalén y la decisión de ellos también nos ayuda a saber si el diezmo lo deben pagar los cristianos. El Cuerpo Gobernante mandó una carta a todas las congregación que decía: “Al espíritu santo y a nosotros mismos nos ha parecido bien no añadirles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias: que sigan absteniéndose de cosas sacrificadas a ídolos, y de sangre, y de cosas estranguladas, y de fornicación. Si se guardan cuidadosamente de estas cosas, prosperarán. ¡Buena salud a ustedes!” (Hechos 15:28, 29). ¿Consideró el espíritu Santo y el Cuerpo Gobernante necesaria y obligatoria la ley del diezmo? No, porque si ellos hubieran considerado que el diezmo aún debía pagarse lo hubieran puesto en esta lista de cosas de la ley que aún debían guardar los cristianos. Además, surge la pregunta, ¿A quien debían pagar el diezmo los cristianos? En Israel se debían dar a los sacerdotes levitas, pero bajo el arreglo cristiano ya no existía tal arreglo sacerdotal, porque Jesucristo era el Sumo Sacerdote en los cielos y todos los cristianos del siglo primero pertenecían a un “sacerdocio santo” (1 Pedro 4:5). En vista de esto el apóstol Pablo escribió a los cristianos hebreos: “Es verdad que los hombres de los hijos de Leví que reciben su oficio sacerdotal tienen mandamiento de cobrar los diezmos del pueblo según la Ley. Ciertamente, pues, ocurre un poner a un lado del mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia” (Hebreos 7:5, 18). ¡No puede haber prueba más contundente! La Palabra de Jehová no exige que los siervos suyos bajo la “ley del Cristo” paguemos el diezmo, entonces, ¿cómo debe considerarse el diezmo hoy día?


Debe considerarse como un robo. Los pastores que exigen el diezmo están pasando por alto el mandato que dio Pablo en 1 Tesalonicenses 3:10, 12 que dice: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma” y “Les damos la orden y exhortación en [el] Señor Jesucristo de que, trabajando con quietud, coman alimento que ellos mismos ganen”. No es inusual ver a tales pastores viviendo de forma lujosa o por lo menos viviendo bien, mientras que muchos de sus feligreses son personas de escasos recursos. Esto nos recuerda la visión que Jehová dio al apóstol Juan, en donde vio al imperio mundial de religión falsa representada por una prostituta que “vivía en lujo desvergonzado”.


Sin duda, saber la verdad sobre este respecto ha librado a miles de personas humildes de pesadas deudas y de ser engañadas. Con razón Jesús dijo: “Y conocerán la verdad, y la verdad los libertará” (Juan 8:32).

miércoles, 17 de marzo de 2010

VIVIR CRISTIANO: ¿DEBERÍA AYUNAR?

“Mas tú, cuando ayunes, úntate la cabeza [con aceite] y lávate el rostro”

— Mateo 6:17 —

Vamos ya varias semanas desde que empezó la “cuaresma”, celebración de la cristiandad cuyo supuesto fundamento son los cuarenta días que Jesús ayunó mientras estaba en el desierto, tras ser bautizado. Durante la cuaresma, muchas personas devotas se toman en serio el deber de ayunar y a veces toman solo una comida por día desde el Miércoles de Ceniza hasta el Domingo de Pascua (Domingo de resurrección). Por esta razón, mientras nos acercamos a la “Semana Santa” es probable que en el ministerio del campo alguna persona sincera pregunte si los cristianos debemos ayunar, ¿qué respondería usted? ¿Entiende usted lo que la Biblia enseña al respecto?

La ley mosaica estipulaba que el Día de Expiación, es decir, el 10 de Tisrí (Septiembre/Octubre) los israelitas debían ayunar, esto les recordaba sus condición como pecadores y la necesidad de la redención (Levítico 16:29-31). Pues bien ¿qué hay de los cristianos al respecto? Jesús dijo: “Cuando ayunen, dejen de ponerse de rostro triste como los hipócritas, porque ellos desfiguran su rostro para que a los hombres les parezca que ayunan” (Mateo 6:16). Estas palabras indican que los discípulos de Jesús ayunaban, pero, ¿por qué? Porque estaban bajo la ley mosaica, que exigía el ayuno. Sin embargo, la condición de los discípulos de Cristo con relación a la Ley de Moisés cambió al morir Jesús el 14 de Nisán de 33 E.C. El apóstol Pablo dijo respecto a la ley: “Cristo, por compra, nos libró de la maldición de la Ley” (Gálatas 3:13). Sí, al morir Jesús en el madero de tormento, simbólicamente murió el pacto de la ley mosaica, y, por lo tanto, los cristianos ya no estaban bajo ese pacto y sus leyes. Entonces es removida la ley del ayuno también. ¿Indica esto que ayunar está prohibido para los cristianos?

Al leer las escrituras Griegas Cristianas notamos que, aunque los cristianos ya no estaban obligados a guardar la ley del ayuno, hubo ocasiones en que ayunaron algunos. Por ejemplo, Bernabé, Symeón, Lucio y Saulo (el apóstol Pablo) ayunaron mientras ‘ministraban públicamente a Jehová’ (Hechos 13:2). Este ayuno no se efectuó durante el Día de Expiación, así que el ayuno de ellos era voluntario y no porque estuvieran obligados a acatar una ley. Esto nos muestra que, si bien “Cristo, por compra, nos libró […] de la ley” y el ayuno, nunca prohibió a sus seguidores ayunar.

Puede haber ocasiones en que un cristiano decida ayunar; pongamos como ejemplo a un cristiano que cometió un pecado grave pero está sinceramente arrepentido, su angustia y la oración ferviente en busca de perdón pudiera hacer que perdiera el apetito. O, como algunos cristianos del siglo primero, los hermanos que llevan la delantera pueden “ayunar” antes de tomar decisiones importantes. En todo caso, ¿debe usted ayunar?

La Biblia no prohíbe el ayuno para nosotros, pero tampoco nos manda hacerlo, así que si usted desea ayunar no está violando ninguna ley bíblica, así como si usted no ayuna tampoco está violando ningún mandato divino. Si va a ayunar pregúntese antes, ¿entiendo la razón por la cual ayuno? ¿Son mis motivos los correctos? En todo caso la decisión no es de nadie, más que suya. Sin embargo, si usted decide ayunar es preciso que siga con cuidado las palabras de Jesús en Mateo 6:16, 18 que dicen: “Cuando ayunen, dejen de ponerse de rostro triste como los hipócritas, porque ellos desfiguran su rostro para que a los hombres les parezca que ayunan. En verdad les digo: Ellos ya disfrutan de su galardón completo. Mas tú, cuando ayunes, úntate la cabeza [con aceite] y lávate el rostro, para que no les parezca a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en lo secreto; entonces tu Padre que mira en secreto te lo pagará”. A nadie le interesa si usted ayuna o no, así que si decide hacerlo debe tener cuidado de no hacerlo para que otros lo vean o de andarlo contando, si así lo hace podrá tener la seguridad de que ‘su Padre que está en lo secreto se lo pagará’.

El tema de la siguiente semana será “El diezmo y los cristianos verdaderos”

viernes, 13 de noviembre de 2009

VIVIR CRISTIANO: “¿Y QUÉ TIENE DE MALO QUE ESTÉ EN UNA RED SOCIAL?”

“Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles” (1 Corintios 15:33)

Si usted está leyendo este texto es casi seguro que usa Internet para comunicarse con sus amigos y familiares de cualquier parte del mundo. Seguro usa Messenger, E-mail y ¿redes sociales? Muchos hermanos, especialmente los jovencitos, no dudan en pertenecer a una red social como Facebook, Hi5, Twitter, Bandoo, etc. pero ¿es correcto para un cristiano estar ahí?

Empecemos diciendo que la Biblia no dice absolutamente nada al respecto porque en el tiempo en que esta fue escrita no existían ni siquiera las computadoras, mucho menos internet. Aún así, podemos encontrar tres sabios principios que nos guiarán en la decisión ¿estar o no estar?

Como muchas otras cosas, el internet y su contenido puede ser usado para buenos y malos usos. Lo mismo diríamos de las redes sociales. Es probable que consideres tu Facebook un pasatiempo muy divertido. Aún así no deberíamos olvidar que hay muchos peligros para un cristiano en esos lugares. Veamos tres principios bíblicos que nos ayudarán a regular el uso que le demos a las redes sociales.

“Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles” (1 Corintios 15:33) — No debemos olvidar que el usamos de las redes sociales es mantenernos en contacto con “amigos”, pero ¿qué clase de amigos? El comunicarnos con ellos de forma personal, por teléfono o por internet es lo mismo, y ¿qué pensarían tus padres —si eres joven— de esa clase de amigos? “¡Pero no son malas personas!” podrías pensar, y es seguro que no sean malas personas, al menos desde el punto de vista del mundo, pero ¿Qué hay del punto de vista de Jehová? Es posible que los Epicúreos no fueran considerados malas compañías para los cristianos de Corinto, pues los principios éticos de ellos eran la “justicia, honestidad y prudencia”. Ellos no creían en un alma que sobreviviera a la muerte, pero tampoco creían en la resurrección, por eso decían “comamos y bebamos que mañana moriremos”. Aunque eran “buenas personas” no eran cristianas y sus ideas posiblemente estaban afectando a los cristianos de Corinto. De ahí que el apóstol Pablo diera el consejo —seguro refiriéndose a los Epicúreos— “No se extravíen, las malas compañías echan a perder los hábitos útiles”. Así que si tus amigos no son cristianos es seguro que tampoco son buenas compañías para ti, es decir, no deberías tener amistad íntima con ellos y por tanto deberías considerar a quiénes debes conservar como contacto de tu “Hi5”. Aún así, es posible que pienses que si bien es cierto que lo tienes como contacto, no hablas mucho con él (o ella). Por supuesto, es decisión tuya, pero todo dependerá del grado al que “cibernéticamente” te relaciones con esa persona y el grado de amor que tengas por Jehová y sus consejos. Ahora surge otra cuestión, ¿qué hay de los contactos que no conozco?

“[No] entro con los que esconden lo que son” (Salmo26:4) — Durante años el “Esclavo fiel y discreto” nos ha advertido sobre las salas de charla de Internet (chat), pues encierran mucho peligro dado que no conocemos en realidad con quién estamos hablando y qué intenciones tiene, ahora piensa ¿son diferentes las cosas en las redes sociales? Obviamente no. Podrían ser mucho peores ya que a diferencia de las salas de chat, en las redes sociales pones a disposición de las personas información importante como tu edad, intereses, país y ¡tus fotos! Sabemos que en internet andan depredadores sexuales esperando a que aparezcan las víctimas. Ahora, si tú piensas que no corres ningún peligro, sin duda eres la clase inexperta que ellos prefieren. Hace varios meses por TV vi el caso de una chica que demandaba a un hombre por acoso. Él decía que “la amaba”, y la buscaba hasta en su casa, ¿en donde se conocieron? En MySpace. Por supuesto que ella no se imaginaba que él podría conseguir la dirección de su casa. Ahora bien, ¿qué impide que te pase a ti? Las redes sociales hacen de fácil identificación a las personas debido a las fotografías exhibidas. ¿Deseas correr el riesgo? No olvides lo que dice la Biblia: “El prudente ve el peligro y lo evita” (Proverbios 22:3 Dios Habla Hoy). No tienes por qué sufrir una mala experiencia para que tomes precauciones, si eres prudente no correrás riesgos innecesarios ni pensarás que “nunca te pasará a ti”.
Ahora veamos los asuntos tomando en cuenta la responsabilidad que tienes, no olvidando que “los que esconden lo que son” pueden estar en las salas de chat y en las redes sociales. Si has estado en la organización de Jehová en los últimos 4 años sin duda recordarás la asamblea de distrito de 2006 “¡Nuestra Liberación se Acerca!”. Durante el último discurso de la asamblea adoptamos una resolución que en la séptima cláusula decía:
7. Lucharemos con todas nuestras fuerzas contra el espíritu del mundo que se manifiesta, entre otras cosas, en el materialismo, el entretenimiento malsano, los excesos en la comida y la bebida , la plaga de la pornografía y la curiosidad que despierta COMUNICARSE CON EXTRAÑOS en las salas de charla de Internet. Estamos resueltos a no ser parte del mundo, pues nuestra adoración es pura desde el punto de vista de Dios.”.

¿Dijiste “sí” a esa resolución? Si así es, ¿estás cumpliendo tu “voto” al luchar contra la “curiosidad que despierta comunicarse con extraños” en internet? La Biblia dice: “Siempre que hagas un voto a Dios, no titubees en pagarlo, porque no hay deleite en los estúpidos. Lo que prometes en voto, págalo” (Eclesiastés 5:4). Esta responsabilidad moral debe hacernos moderar el uso que le damos a las Redes Sociales.

“[Compren] el tiempo oportuno que queda” (Efesios 5:16) — El estar en una red social puede parecer muy divertido, pero ¿Cuánto tiempo inviertes en ella? Seguro que ver las últimas fotos de tus amigos, comentarlas y hacerte los test son cosas interesantes, pero debemos controlar cuánto tiempo nos absorben estas actividades. En sí no tienen nada de malo, pero hemos de tomar en serio el consejo de Efesios 5:15, 16: “Vigilen cuidadosamente que su manera de andar no sea como imprudentes, sino como sabios, comprándose todo el tiempo oportuno que queda, porque los días son inicuos.” Sabemos que “los días son inicuos” y que “el tiempo que queda está reducido”, así que deberíamos ocupar nuestro tiempo en hacer la voluntad de Dios, a saber, que “hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad” (1 Corintios 7:29; 1 Timoteo 2:4). Si esa es la voluntad de Dios, deberíamos dedicar tiempo a llevar el mensaje salvavidas a todas las personas que podamos y que estas alcancen un conocimiento exacto de la verdad, pero es importante que nosotros mismos alcancemos ese conocimiento exacto. Deberíamos dedicar suficiente tiempo diariamente a leer la palabra de Dios, leer las publicaciones del Esclavo Fiel y Discreto e investigar las “cosas profundas de Dios” (1 Corintios 2:10). Es importante que analicemos a conciencia si dedicamos suficiente tiempo a la preparación para las reuniones. Si usas por bastante tiempo internet para chatear y ver “tu Facebook” pero tu preparación para las reuniones es deficiente, ¿qué dice eso de ti? Recordemos que debemos vigilar “que nuestra manera de andar no sea como imprudentes, sino como sabios”.

El Esclavo Fiel y Discreto ha advertido del mal uso que se puede dar a las Redes Sociales aunque por el momento no ha dado consejo en el que se prohíba su uso. El pertenecer a una Red Social es asunto de cada cristiano. Aún así siempre debemos vigilar que las Redes Sociales no nos hagan caer en la trampa de las malas compañías, el trato con personas que no conocemos o el mal uso del tiempo. En todo caso debemos demostrar sabiduría y prudencia al usar los medios que este mundo nos ofrece.