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viernes, 10 de febrero de 2012

El insuperable valor de la educación divina


“Pues, en cuanto a eso, de veras sí considero también que todas las cosas son pérdida a causa del sobresaliente valor del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor. Por motivo de él he sufrido la pérdida de todas las cosas y las considero como un montón de basura, a fin de ganar a Cristo” — Filipenses 3:8

(Transcripción de un discurso de la Escuela del Ministerio Teocrático)

Todos sabemos que el apóstol Pablo era una persona educada y muy influyente en su comunidad. Y también sabemos que rechazó esa educación e influencia y que cambió su estilo de vida por convertirse al cristianismo, ¿por qué tomó esa decisión? Él nos lo explica en la carta a los filipenses capítulo 3 versículo 8. Dice: “Pues, en cuanto a eso, de veras sí considero también que todas las cosas son pérdida a causa del sobresaliente valor del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor.” Es evidente, entonces, que él consideraba muy valioso el conocimiento de Cristo, pero, ¿por qué le daba tanto valor? Para entenderlo pensemos en la educación que nosotros hemos recibido y comparémosla con el conocimiento de las personas que este mundo considera sabias e influyentes.

Pongamos como ejemplo a un teólogo eminente y uno de los más influyentes del mundo, el Papa Benedicto XVI. El 28 de mayo de 2006, hablando del holocausto en el campo de concentración de Auschwitz se preguntó desconcertado: “¿Dónde estaba Dios en esos días? ¿Por qué permaneció callado? ¿Cómo pudo tolerar este exceso de destrucción[?]” Si el líder espiritual de cientos de millones de personas y cabeza espiritual de una iglesia considerada universal no sabe las respuestas a esas preguntas, ¿no se siente usted privilegiado al conocer esas respuestas bíblicas y poder explicárselas a otras personas? Y eso a pesar de que ninguno de los que estamos aquí presentes se considera un “teólogo eminente”.

Tal vez no nos hemos puesto a pensar en todo lo que sabemos gracias a la educación divina. Por ejemplo, quizás hemos hablado con líderes de iglesias que dicen haber estudiado teología en seminarios, o, por el contrario, tal vez hemos hablado con personas que saben de ciencia y dicen creer en la evolución. ¿Se ha dado cuenta de que Jehová nos ha educado en todos esos temas? Por ejemplo, ¿qué piensa de esta magnífica obra teólogica? (Muestra el folleto “¿Debería creer en la trinidad?"). O si hablamos de ciencia, ¿está usted familiarizado con estas excelentes obras de índole científica? (Muestra el folleto “El origen de la vida. Cinco cuestiones dignas de análisis” y el libro: “La vida… ¿cómo se presentó aquí? ¿por evolución o por creación?”). Esto demuestra que Jehová en verdad nos está educando en temas profundos, y nos está dando educación de la más alta calidad.

Pero el valor de la educación divina no se mide únicamente en su impacto intelectual. También debe tener un impacto en nuestras vidas. ¿Realmente influye en nuestras vidas esta educación?

Jehová, en Isaías 48:17 se presenta a sí mismo como ‘aquel que nos enseña para nuestro propio beneficio’. Pensemos en la información contenida en los dos tomos de la obra “Los jóvenes preguntan”. A lo largo de los años la organización nos ha dado publicaciones como: “La felicidad, ¿cómo hallarla?”, “Escogiendo el mejor modo de vivir” y “El secreto de la felicidad familiar”, ¿verdad que el aplicar el consejo de tales publicaciones hace que tengamos vidas satisfactorias y felices?

Note lo que Jesús dijo sobre toda esta educación. Abra su Biblia en el evangelio según Juan, en el capítulo 6 versículo 45, y acá Jesús está hablando de nosotros, los que hemos sido atraídos a él para ser sus discípulos. Dice: “Está escrito en los Profetas: ‘Y todos ellos serán enseñados por Jehová’”. Todas las publicaciones de las que hemos hablado son prueba de que Jehová, en realidad nos está enseñando.

Pero note la expresión de Jesús cuando dice: “Y todos ellos serán enseñados por Jehová”. Dice “todos”. Esto quiere decir que todos nosotros, todos los que estamos presentes esta noche, estamos siendo educados por Jehová. En vista de todos estos hechos, la pregunta que debe surgir en su mente y en mi mente es: “¿Estoy aprovechando al máximo la educación divina? ¿O la he dado por sentada?” Pero, ¿cómo hacemos para aprovechar la educación divina?

En primer lugar no debemos olvidar que el único medio que Jehová utiliza para revelarse a nosotros es este, la Santa Biblia (muestra una Biblia al público). Y Jehová quiere que la leamos todos los días, ¿estamos haciendo el esfuerzo por leerla diariamente?

También hemos hablado de las ayudas bíblicas que nos da a través de su organización terrestre. Tan sólo en los últimos 10 años se han publicado más de 400 números de las revistas La Atalaya y ¡Despertad! 15 libros, 17 folletos y muchas más publicaciones en muchos idiomas. ¿Procuramos mantenernos al día con la lectura de las publicaciones? Por ejemplo, ¿está por lo menos familiarizado con las publicaciones que se presentaron en la última asamblea de Distrito? ¿O en cuanto las recibió las guardó?

Finalmente, debemos continuar haciendo lo que estamos haciendo esta noche. El hecho de que estemos aquí reunidos indica que queremos ser educados por Jehová. Así que continuemos asistiendo asiduamente a las reuniones y asambleas.

Meditemos profundamente en todo lo que la educación divina ha hecho por nosotros. Leamos la palabra de Jehová diariamente y las publicaciones de la organización y no abandonemos el reunirnos. Demostrémosle a Jehová que apreciamos su conocimiento y demostremos con hechos que consideramos la educación divina como un tesoro de insuperable valor.

lunes, 3 de mayo de 2010

LA WATCHTOWER ¿REALMENTE LA DIRIGE JEHOVÁ? PARTE 1

“En aquel tiempo los justos resplandecerán tan brillantemente como el sol”

— Mateo 13:43 —

Existen miles de organizaciones religiosas y todas dicen tener la verdad. Nosotros, los testigos de Jehová concordamos muy bien con el sentimiento expresado en el cántico 65 que dice “No busques más, pues esta es la verdad”. ¿Por qué cree usted que ha encontrado la verdad? ¿Realmente hay pruebas de que los testigos de Jehová tengan la verdad? ¿Qué hay de los errores doctrinales y cronológicos que ha habido a lo largo de los años? Todas esas preguntas se pueden resumir en una sola ¿Realmente dirige Jehová al Cuerpo Gobernante y la Watchtower? Veamos algunas preguntas que surgen y cómo nos llevan a una conclusión lógica y razonable.

¿Podemos adorar a Jehová por nosotros mismos, sin pertenecer a alguna organización religiosa? ¿Cómo dirigió Jehová a su pueblo en el pasado? Hasta el año 1513 Jehová fundó una nación escogida, la cual dirigía mediante un mediador: Moisés. Antes de 1513 Jehová usó patriarcas para dirigir a sus siervos, patriarcas como Abrahán, Isaac y Jacob y tenía sacerdotes como Melquisedec, rey-sacerdote de Salem. Tiempo después, la nación quería reyes humanos, así que Jehová dirigió a su pueblo mediante reyes como David y Salomón, aunque tenía profetas y profetizas que cuidara del pueblo en sentido espiritual. ¿Cambiaron las cosas en el siglo primero? Algunos podrían pensar así al leer el relato de Marcos 9:38-40. Aquí se relata de un hombre que expulsaba demonios en el nombre de Jesús; los discípulos de Cristo no estaban de acuerdo, así que reprendieron a este hombre; cuando Jesús se enteró de lo sucedido dijo: “No traten de impedírselo, porque nadie hay que haga una obra poderosa sobre la base de mi nombre que pronto pueda injuriarme; porque el que no está contra nosotros, está a favor nuestro”. ¿Indica esto que solo se puede ser “seguidor de Cristo” aunque no esté en una organización religiosa? No. Cuando Jesús dijo estas palabras no había una organización cristiana establecida a la cual este hombre pudiera recurrir. Se hace evidente que el principio de Marcos 9:40 de que el que no está contra Cristo está a su favor fue solo temporal. Esto lo podemos saber porque Jesús dijo que nadie que hiciera una obra poderosa en su nombre lo injuriaría, pero en Mateo 7:21-23 Jesús dejó claro que habría personas que harían obras poderosas usando su nombre pero él las rechazaría y las consideraría dignas de la destrucción eterna ¿Es esto contradictorio? No lo es si vemos el contexto histórico. Cuando sucedió lo del hombre que expulsaba demonios en el nombre de Jesús corrían los primeros meses del año 32 E.C., pero poco más de un año después, en el Pentecostés del año 33 E.C. se fundó la congregación cristiana verdadera. A partir de ese momento cualquier persona que quisiera tener la aprobación de Jehová y Jesús debía arrepentirse de sus pecados, bautizarse y llegar a formar parte de la congregación cristiana establecida, lo que implicaba separarse por completo de toda secta religiosa fuera “cristiana” o pagana (Hechos 2:38-40; 2 Corintios 6:17; 11:13, 14). Estos hechos nos muestran que Jehová siempre dirige a su pueblo mediante una organización, pero, ¿quién la dirigiría?

¿Deberíamos someternos a la autoridad de hombres imperfectos? Desde lo antiguo Jehová usó hombres para dirigir a su nación. Él nombró ancianos, principales, sacerdotes y el sumo sacerdote. Cuando se cometía un asesinato en Israel, se medía para saber cuál era la ciudad más cercana a donde había aparecido el cadáver; cuando se establecía esto, la ciudad y sus habitantes eran culpable de derramamiento de sangre ya que no se conocía al verdadero asesino, entonces los ancianos y los jueces de la ciudad “acusada” debían matar a una ternera cuya muerte sustituiría a la del asesino, y pedir a Jehová que no se imputara ese asesinato a la ciudad (Deuteronomio 21:1-5). ¿Qué pasaba si se conocía al asesino? Debía asesinarse al culpable, pero, ¿Quiénes se encargaba de ejecutar esas acciones? Se hacía bajo la dirección de los jueces (Deuteronomio 19:13) ¿Qué tiene esto que ver? No debemos olvidar que en los tiempos del Israel antiguo Jehová sí se comunicaba directamente con sus siervos, algo que en la actualidad no hace, pero aunque podía comunicarse con los principales o los profetas no lo hacía, sino que usaba jueces para mantener el orden en su nación y los israelitas debían respetar a estos hombres. ¿Qué pasaba si se rebelaban contra los hombres nombrados? Cuando los israelitas murmuraban contra Moisés o Aarón Jehová consideraba que la murmuración no era contra ellos, sino contra él mismo (Números 14:27-30). Esta rebeldía no pocas veces tuvo como resultado la muerte de muchas personas. Esto nos muestra que Jehová siempre usó hombres a los cuales sus siervos debían someterse, ¿cambió esto en la congregación cristiana? No. Jehová nombró ancianos y siervos ministeriales que llevaban la delantera, y los miembros de la congregación debían respetar a estos hombres (Hechos 20:28; Hebreos 13:17; 1 Corintios 16:16; 10:10). ¿Y qué pasa si esos hombres cometen errores? Bueno, piense en esto, ¿se atrevería usted a murmurar contra el apóstol Pablo? Seguramente su respuesta sería un rotundo “¡No!”, pero, ¿era él perfecto? Por supuesto que no, tenía muchos defectos como nosotros. Él mismo dijo: “lo bueno que deseo no lo hago, pero lo malo que no deseo es lo que practico” (Romanos 7:19). Es posible que como orador tampoco fuera muy bueno (2 Corintios 10:10). Pero aún así las congregaciones debían respetar su apostolado. Así que bajo el arreglo cristiano también se exige que nos sometamos a la autoridad relativa que Jehová ha dado a algunos hombres. ¿Aplica esto al Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová? Bueno, ¿qué pasó cuando las congregaciones del siglo primero acataron las órdenes de ese Cuerpo que residía en Jerusalén? “Ahora bien, a medida que iban viajando por las ciudades entregaban a los de allí, para que los observaran, los decretos sobre los cuales habían tomado decisión los apóstoles y ancianos que estaban en Jerusalén. Por lo tanto, en realidad, las congregaciones continuaron haciéndose firmes en la fe y aumentando en número de día en día” responde Hechos 16:4, 5. Jehová bendijo a las congregaciones porque observaron “los decretos” que había dado el Cuerpo Gobernante.

¿Significa esto que el Cuerpo Gobernante no se equivoca? Por supuesto que no. Pero, ¿indica eso que no lo dirige Jehová? Analizaremos eso a la luz de los sucesos de tiempos bíblicos la siguiente semana.