lunes, 11 de octubre de 2010

¿RECIBIRÁ SU JUSTA PAGA? Parte I

“Sus pecados se han amontonado hasta llegar al cielo, y Dios ha recordado sus actos de injusticia”
—Rev.18:5—

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Descrita como una época oscura, marcada por la traición, el temor, la tortura y la humillación. La Inquisición Española ha sido fuente de debate por décadas. La Iglesia Católica afirma que hoy “se tiene dificultad en entender esta institución debido principalmente a que se ha perdido la perspectiva histórica de los hechos”. ¿Qué fue la “Santa” Inquisición? ¿Cómo llegó a existir y por qué? ¿Qué efectos se dejan sentir aún hoy? y ¿Qué repercusiones sufrirá la Iglesia Católica Romana debido a la Inquisición? En una serie de tres entradas responderemos a estas preguntas a la luz de hechos históricos y profecías bíblicas.

La posición bíblica sobre la apostasía: Apostasía denota “deserción, abandono o rebelión” en sentido religioso. En el antiguo Israel se imponía la pena de muerte por este pecado tan serio (Deu. 13:6-11). Sin embargo, el arreglo Cristiano ya no imponía la pena de muerte, sino la expulsión de la congregación, lo que implicaba no dar siquiera un saludo al apóstata (2 Juan 9-11). La Biblia menciona el caso de Himeneo, Alejandro y Fileto, apóstatas que enseñaban que la resurrección ya había empezado, aparentemente decían que esta era de índole espiritual, lo que a las claras contradecía la esperanza bíblica para los muertos (El apóstol dice esto de Himeneo y Fileto, y, aunque no se dice que Alejandro también enseñara esto, sí sabemos que su fe también naufragó). Por esto, el apóstol Pablo “los entregó a Satanás”, es decir, los expulsó de la congregación (Compare 1 Tim. 1:20 con 1 Cor. 5:5; vea también Tito 3:10).

Tras la muerte del último apóstol pudo surgir libremente la gran apostasía y sus puntos de vista sobre la santidad de la vida sería distorsionada.

Preparando el camino para la Inquisición: Aunque hubo personas que estaban de acuerdo en seguir aplicando la pena de muerte a los apóstatas (llamados por la Iglesia “herejes”) hubo otros miembros prominentes que no la apoyaban, como Orígenes y Cipriano de Cartago. Los sucesores de Constantino se autonombraron cabezas de la Iglesia y recibían el título de “Sumo Pontífice” (o Pontífice Máximo) y, dado que el cristianismo nominal se había establecido como Religión Estatal se establecieron algunas leyes contra la herejía, aunque la pena de muerte se aplicaba solo a casos muy específicos. Optuto de Mileve (un “santo” Católico) fue el primer obispo en pronunciarse a favor de la pena de muerte por herejía, y acudió a sucesos del antiguo Israel y la pena de muerte aplicada por Moisés y Fineás. Sin embargo, luego cambió de opinión, aunque sus escritos suelen ser un tanto contradictorios en este asunto. Durante los primeros cinco siglos de la Iglesia, esta estuvo un tanto dividida sobre el asunto de la pena capital por herejía. Sin embargo, las cosas pronto cambiarían. Durante los siguientes ocho siglos se ejecutaron a algunos herejes, aunque estas ejecuciones deben atribuirse a algunos gobernantes o a fanáticos religiosos del populacho y no a alguna autoridad eclesiástica, aunque ya se alzaban algunas voces que concedían poder de ejecutar herejes a la Iglesia.

La “Santa” Inquisición: La Inquisición era un tribunal eclesiástico encargado de procesar los casos de herejía. Llegó a existir en el año 1231 durante el reinado del Papa Gregorio IX y se limitó a Alemania y Aragón. El tribunal estaba a cargo de dos Inquisidores que trabajaban como representantes del Papa y tenían casi su misma potestad. Se sabe que incluso podían excomulgar a príncipes. La autoridad para torturar a los acusados de herejía se estableció hasta el año 1252 por el Papa Inocencio IV.

En 1478 se estableció otra inquisición en España, diferente a la Inquisición Medieval (la tratada en el párrafo anterior), esta es conocida como la Inquisición Española y fue propuesta por el Rey Fernando I y la Reina Isabel I. Este tribunal iba a encargarse de los judíos que se sospechara, se habían convertido al catolicismo por obligación. También se encargó de los Islámicos que se hayan vuelto católicos por presión. Luego, en 1520 se centró en las personas que se sospechara se hubieran dejado influenciar por las enseñanzas protestantes.

Organización de la Inquisición Española: A la cabeza del tribunal se encontraba el Gran Inquisidor que había sido nominado por el Rey y confirmado por el Papa. Luego le seguía un Consejo Supremo de cinco miembros denominado “Inquisidores Apostólicos”, luego dos abogados, dos relatores, un abogado fiscal y varios consultores y calificadores. El primer Gran Inquisidor, y quizás el más prominente, fue Tomás de Torquemada.

La Enciclopedia Católica dice: “La inquisición española no merece ni la alabanza ni la condena extrema según las fuentes oficiales” y reconoce que los Autos de fe eran, en realidad, “malignos”, ¿Qué eran los “Autos de fe”? ¿De qué crueldades se acusa a la Inquisición Española? Ahora que ya tenemos el precedente histórico de este tribunal tan famoso y polémico, trataremos sobre su función y actuación. La siguiente semana trataremos sobre los métodos usados contra los “herejes” y cuál es la posición bíblica al respecto.

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