lunes, 7 de junio de 2010

GUÍAS RELIGIOSOS PEDERASTAS… DESENMASCARANDO A LA CRISTIANDAD

En cuanto a los cobardes y los que no tienen fe y los que son repugnantes en su suciedad, […] y fornicadores […], su porción será en el lago que arde con fuego y azufre”

Revelación 21:8 —


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No ha sido raro escuchar últimamente sobre el tema de sacerdotes católicos pederastas. El asunto se ha hecho aún más complicado al darse a conocer que el Papa Benedicto XIV sabía de estos casos y los encubrió cuando aún era cardenal, y es obvio que Juan Pablo II (quien está como candidato para ser “santo”) también estaba al pendiente de esta situación ¿qué hicieron entonces? Veamos los datos conocidos hasta ahora y veamos cómo ha manejado estos casos la Iglesia Católica Romana.


Colm O’Gorman fue una de las víctimas de abuso sexual por parte de un sacerdote llamado Sean Forton. El asunto llegó a ser del conocimiento del hombre más importante de la diócesis, el obispo Brendan Comiskey, obispo de Ferns. Se espera que Comiskey apartara a Forton de los niños, pero, aunque alega haber puesto en tratamiento a Forton, lo cierto es que durante unos seis años estuvo trasladándolo de parroquia en parroquia, siempre en contacto con niños. Forton dejó de violar niños al ser descubierto públicamente y se suicidó poco antes de su juicio. ¿Son pocos y aislados los casos como este? ¿Cuál es la posición oficial de la Iglesia de Roma en estos casos? Cada vez es más evidente que los casos de pederastia por parte de los sacerdotes no son aislados. De hecho, en el Vaticano todos estos casos son conocidos, ¿cómo lo sabemos? Por un documento oficial con fecha de 1962 y enviado a todos los obispos del mundo que exige que las acusaciones de delitos sexuales por parte de sacerdotes se manejen de forma interna. El documento empieza sus instrucciones así: “[Este texto es] para ser diligentemente guardado en los archivos secretos de la Curia como un documento estrictamente confidencial.” ¿Por qué debía guardarse tan estrictamente este documento? Porque contiene información que expondría a la crítica a la Iglesia Católica, pues sus instrucciones pueden usarse para acallar a las víctimas. Es cierto que el propósito públicamente conocido es el de proteger la reputación del Sacerdote hasta que se comprobara la veracidad de las acusaciones, pero en la práctica no hace más que proteger a los delincuentes.


Joseph Ratzinger fue el hombre que durante 20 años se encargó de hacer cumplir las instrucciones de “Crimen Sollicitationis” (Crimen de Solicitación), el documento de 1962. El párrafo 4 (página 2) de Crimen Sollicitationis dice: “[Los superiores] tienen permitido transferir (al sacerdote acusado) a otra asignación, a menos que el Ordinario del lugar lo haya prohibido debido a que ha aceptado la denuncia y haya empezado la inquisición”. El párrafo 11 (página 3) va más allá y señala que estos casos se están llevando de la forma más secreta posible, y por eso, las personas enteradas del asunto, especialmente la víctima y el victimario “serán restringidos por un silencio perpetuo”, también que “cada uno que pertenezca de cualquier forma pertenezca al tribunal y haya sido admitido para tener conocimiento de los asuntos debido a su oficio, deberá observar el secreto estricto que es conocido como un secreto del Santo Oficio, en todos los asuntos y con todas las personas, bajo la pena de la excomunión latae sententiae, ipso facto y sin ninguna declaración [de tal pena]“ (Subrayado de ellos). En la sección 27 (página 17) hay una fórmula que el acusado debe decir, que en parte dice: “Yo… estando frente a… y tocando al más santo de los Evangelios de Dios delante de mí, juro y prometo ejercer mi deber fielmente…. Igualmente bajo el dolor de la excomunión latae sententiae ipso facto y a lo que se incurrirá sin ninguna declaración, que, fuera del momento de la muerte, no puedo ser absuelto por nadie excepto por el Santo Padre […] Observaré este secreto absolutamente y en todas las formas con cualquiera que no haya tenido parte legítima en este asunto”.


Este documento fue sustituido por uno nuevo, creado en 2001 por Joseph Ratzinger y cuyo sentido es el mismo y obliga a las víctimas, testigos y acusados a guardar silencio, bajo pena de excomunión. Algunos personajes importantes que en su tiempo tuvieron relación con estos movimientos secretos de la Iglesia aseguran que la Iglesia Católica no da ayuda a las víctimas, más bien, las intimida a fin de proteger sus propios intereses. No somos quienes para juzgar personas, pero no estamos ciegos ante actos de organizaciones que aseguran representar a Dios.


Hombres desvergonzados y con poco sentido de moralidad cristiana que aseguran predicar la palabra de Dios a diario cometen actos asquerosos y horrorosos contra personas, en general, inocentes ¿por qué? No existe justificación alguna para actos tan inmundos, pero en parte ha contribuido la norma de la iglesia que obliga a los sacerdotes a ser célibes. Bien dijo la Biblia hace unos dos mil años: “La expresión inspirada dice definitivamente que en períodos posteriores algunos se apartarán de la fe, prestando atención a expresiones inspiradas que extravían y a enseñanzas de demonios, por la hipocresía de hombres que hablan mentiras [… y] que prohibirán casarse” (1 Timoteo 4:1-3).


No es de extrañar que últimamente se esté desenmascarando en gran manera los actos de la Iglesia, ¿por qué? Por que el fin de toda institución religiosa falsa está cerca, y cuando la Organización de las Naciones Unidas (la Bestia Salvaje de color escarlata) y todos los sistemas políticos del mundo (los “diez cuernos”) tomen acciones decisivas que llevarán al final de estas organizaciones durante la “Gran Tribulación”, uno de los rasgos destacados es que las ‘desnudarán’, es decir, expondrán sus actos vergonzosos (Revelación 17:16; Mateo 24:21). Todo lo que acontece ahora, es un preludio que anuncia claramente el cumplimiento final de la profecía del capítulo 17 de Revelación respecto a Babilonia la Grande, el Imperio Mundial de la Religión Falsa. No hay duda de que las organizaciones religiosas, especialmente la Iglesia Católica Romana, que solía tener poder absoluto sobre los pueblos, están perdiendo su influencia sobre la gente y el apoyo de las masas (Revelación 17:1, 3; compare Revelación 17:15 con Revelación 16:12). Como organización, estas organizaciones que dicen seguir a Jesús, pero que practican el desafuero, serán destruidas para siempre, pero, ¿qué sucederá con los individuos que practican cosas horrendas como la pederastia? La pederastia y la pedofilia son actos que podrían incluirse en la palabra “Fornicación”, y Revelación 21:8 dice que los practicantes de este pecado serán lanzados al “lago que arde con fuego y azufre”, ellos sufrirán el mismo destino que Satanás el Diablo y sus demonios: destrucción eterna. Muchos son castigados por las leyes humanas y algunos lo serán en el futuro pero independientemente de esto, todos merecerán su merecido, a más tardar, en Armagedón.


Ahora surge una pregunta interesante, ¿ha habido casos de pederastia dentro de la organización de los testigos de Jehová? Si sí, ¿Encubre la organización a los delincuentes? ¿Qué acciones toma la organización? La siguiente semana analizaremos estas preguntas.

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