— Mateo 16:18 —
Conocemos la ley bíblica del adulterio expuesta por Jesús en Mateo 16:18: quien se divorcia y se vuelve a casar comete adulterio y expone a otras personas a este pecado grave. La única base para un segundo matrimonio limpio ante Jehová es la infidelidad matrimonial o la muerte del cónyuge (compare con Mateo 5:32; 1 Corintios 7:39). Inmediatamente después de exponer la norma bíblica expresada en Mateo 16:18, Jesús pasa a contar una historia fascinante:
Había un hombre rico y un mendigo llamado Lázaro; con el tiempo ambos murieron y Lázaro fue llevado por los ángeles al cielo, mientras que el hombre rico fue al hades y sufría tormentos, ¿prueban estos versículos la existencia de un tormento eterno en el infierno? ¿Sabía usted que Mateo 16:18, que habla sobre el divorcio y el adulterio, nos ayuda a aclarar este asunto? Veamos:
Sabemos positivamente que un infierno en donde se atormente a las personas no existe y hay muchos textos que prueban eso como Eclesiastés 9:5, 6, 10 y Ezequiel 18:4, entonces ¿qué significan estas palabras de Jesús?
La historia que contó Jesús no puede ser una historia literalmente real porque indicaría que Lázaro ya había ido al cielo y tal cosa no era posible porque Jesús dijo “Nadie ha subido al cielo, sino solamente el que bajó de allí, es decir, yo, el Hijo del hombre” (Juan 3:13 Biblia en Lenguaje Sencillo). Siendo ese el caso debe ser lo que Jesús comúnmente contaba, una parábola. Puesto que es una parábola cada suceso y cada personaje debe tener un significado. Para identificar a los personajes hemos de leer cuidadosamente el contexto de este versículo. Unos versículos antes dice: “Ahora bien, los fariseos, que eran amantes del dinero, escuchaban todas estas cosas, y le hacían gestos de desprecio” (Lucas 16:14). Jesús dirigió su parábola a estos hombres y apropiadamente podemos llegar a la conclusión de que el hombre rico de la ilustración representa a los fariseos como conjunto porque este hombre, según contó Jesús, “se ataviaba de púrpura y lino, y gozaba de día en día con magnificencia”, y Lucas 16:14 señala que los fariseos eran “amantes del dinero”. Entonces ¿qué representa el mendigo Lázaro? Siendo los Fariseos el “hombre rico” es fácil llegar a la conclusión de quién es Lázaro. Juan 7:49 relata que los fariseos decían de la gente común: “esta muchedumbre que no conoce la Ley son unos malditos”. Puesto que para los fariseos la gente común era maldita, apropiadamente Jesús representó a este grupo de personas a un mendigo despreciable (Lucas 18:11, 12). Esta explicación resulta lógica al examinar el significado del resto de la parábola.
¿Qué significa la muerte de estas personas? Significó un cambio de condición. Es ahora cuando entra en juego las palabras de Jesús respecto al divorcio. Cuando Jehová hizo de Israel su nación escogida y los Israelitas se dedicaron a él en el monte Sinaí en el año 1513 a.E.C. los israelitas entraron en un pacto “matrimonial” con Jehová, por eso Jehová se llamó a sí mismo “el dueño marital” de Israel (Jeremías 3:14). Sin embargo, con la venida y muerte de Jesús el pacto de la ley que ataba a los Israelitas a Jehová como su esposo quedaba anulado, simbólicamente se hacía morir a las personas que estaban bajo ese pacto (Gálatas 3:13, Lea Romanos 7:1-6). Ahora era necesario, para tener la aprobación de Jehová, ser seguidor de Jesús y formar parte de su “novia” ungida, es decir, entrar en un “nuevo pacto” matrimonial (Revelación 21:2; compare Jeremías 31:31, 32 con Lucas 22:28-30). Al realizarse esa muerte simbólica de las personas, estas podían formar parte de la futura y simbólica esposa del Cordero Jesucristo sin cometer adulterio.
Esto nos aclara qué significa la muerte de ambos personajes. Esta muerte significó el cambio de condición respecto a la relación que las personas, tanto las prominentes como las comunes, tenían con la ley de Moisés. Romanos 7:4 y 6 nos ayuda a entender mejor esto cuando dice: “A ustedes también se les hizo morir a la Ley mediante el cuerpo del Cristo, para que llegaran a ser de otro. Pero ahora hemos sido desobligados de la Ley, porque hemos muerto a aquello por lo cual se nos tenía sujetos, para que seamos esclavos en un sentido nuevo por el espíritu, y no en el sentido viejo por el código escrito”. Bueno, ya aclaramos qué es la “muerte” de estos dos personajes, pero ¿qué significa, entonces, la gloria y el tormento consiguiente? Lo veremos la siguiente semana.
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