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lunes, 29 de marzo de 2010

EL DIEZMO Y LOS CRISTIANOS

“Traigan todas las décimas partes”

— Malaquías 3:10 —

En muchos países latinoamericanos, e incluso norteamericanos, son muy comunes las iglesias evangélicas. Al menos en mi territorio, uno de los temas que a ellos les gusta tratar se relaciona con el Diezmo. ¿Entiende usted a cabalidad este tema? Si no es así es posible que sea muy difícil razonar con una persona sincera que pregunte al respecto. La semana ante-pasada hablamos del ayuno y citamos el texto de Gálatas 3:13 que dice: “Cristo, por compra, nos libró de la maldición de la Ley”, ¿aplica este texto también en lo que se refiere a la ley del Diezmo? Veamos:


El Diezmo se estableció como ley en el tiempo de los Israelitas y el propósito era suplir lo necesario para los sacerdotes levíticos que servían en el templo de Jerusalén; ya que ellos vivían en el templo y no tenían parte en la herencia de la tierra prometida y debían dedicarse a tiempo completo al servicio a Jehová, los diezmos de la nación de Israel les daba lo necesario para subsistir. Cientos de años después de la posesión de la tierra prometida mediante el profeta Malaquías Jehová dijo unas palabras registradas en un versículo que a los miembros de las iglesias protestantes, y especialmente a sus pastores, les gusta mucho citar: “Traigan todas las décimas partes al almacén, para que llegue a haber alimento en mi casa; y pruébenme, por favor, en cuanto a esto —ha dicho Jehová de los ejércitos—, a ver si no les abro las compuertas de los cielos y realmente vacío sobre ustedes una bendición hasta que no haya más carencia” (Malaquías 3:10). Para saber si esta petición de Jehová aplica a los cristianos solo es cuestión de saber cuándo se escribió. Malaquías completó su libro después del año 443 a.E.C. y como ya se mencionó en Gálatas 3:13, la muerte de Cristo anuló todas las leyes dadas a los Israelitas mediante Moisés, y la muerte de Cristo ocurrió en el año 33 E.C. Por lo tanto, la ley del diezmo desapareció junto con la ley del ayuno el 14 de Nisán de 33 E.C.


Sin embargo, entre los cristianos de origen judío surgió un problema, porque algunos aún querían aplicar la ley de Moisés, y especialmente la de la circuncisión, este caso fue llevado al Cuerpo Gobernante en Jerusalén y la decisión de ellos también nos ayuda a saber si el diezmo lo deben pagar los cristianos. El Cuerpo Gobernante mandó una carta a todas las congregación que decía: “Al espíritu santo y a nosotros mismos nos ha parecido bien no añadirles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias: que sigan absteniéndose de cosas sacrificadas a ídolos, y de sangre, y de cosas estranguladas, y de fornicación. Si se guardan cuidadosamente de estas cosas, prosperarán. ¡Buena salud a ustedes!” (Hechos 15:28, 29). ¿Consideró el espíritu Santo y el Cuerpo Gobernante necesaria y obligatoria la ley del diezmo? No, porque si ellos hubieran considerado que el diezmo aún debía pagarse lo hubieran puesto en esta lista de cosas de la ley que aún debían guardar los cristianos. Además, surge la pregunta, ¿A quien debían pagar el diezmo los cristianos? En Israel se debían dar a los sacerdotes levitas, pero bajo el arreglo cristiano ya no existía tal arreglo sacerdotal, porque Jesucristo era el Sumo Sacerdote en los cielos y todos los cristianos del siglo primero pertenecían a un “sacerdocio santo” (1 Pedro 4:5). En vista de esto el apóstol Pablo escribió a los cristianos hebreos: “Es verdad que los hombres de los hijos de Leví que reciben su oficio sacerdotal tienen mandamiento de cobrar los diezmos del pueblo según la Ley. Ciertamente, pues, ocurre un poner a un lado del mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia” (Hebreos 7:5, 18). ¡No puede haber prueba más contundente! La Palabra de Jehová no exige que los siervos suyos bajo la “ley del Cristo” paguemos el diezmo, entonces, ¿cómo debe considerarse el diezmo hoy día?


Debe considerarse como un robo. Los pastores que exigen el diezmo están pasando por alto el mandato que dio Pablo en 1 Tesalonicenses 3:10, 12 que dice: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma” y “Les damos la orden y exhortación en [el] Señor Jesucristo de que, trabajando con quietud, coman alimento que ellos mismos ganen”. No es inusual ver a tales pastores viviendo de forma lujosa o por lo menos viviendo bien, mientras que muchos de sus feligreses son personas de escasos recursos. Esto nos recuerda la visión que Jehová dio al apóstol Juan, en donde vio al imperio mundial de religión falsa representada por una prostituta que “vivía en lujo desvergonzado”.


Sin duda, saber la verdad sobre este respecto ha librado a miles de personas humildes de pesadas deudas y de ser engañadas. Con razón Jesús dijo: “Y conocerán la verdad, y la verdad los libertará” (Juan 8:32).