lunes, 20 de julio de 2009

¡Cuidado con los apóstatas!

Como podrán notar, una de las últimas entradas que escribí se relacionaba con la identidad del “Esclavo Fiel y Discreto” predicho por Jesucristo (Mateo 24:45). Junto con esta profecía del Esclavo Fiel, también habló de un esclavo malo quien golpearía a sus co-esclavos (Mateo 24:49). Una muestra de que personas que en su tiempo se alimentaron de lo que sirve Jehová mediante el esclavo fiel y discreto ahora golpean a sus ex-hermanos fue evidente cuando leí dos comentarios escritos por alguien que claramente es un apóstata. Uno de los comentarios lo eh guardado aún, y lo podrán leer, junto con una respuesta muy rápida y sin detalles. Este Blog está dedicado a todos los testigos de Jehová e interesados en la verdad que reconocen a la organización de los testigos de Jehová y la sociedad Watch Tower como el único medio que Jehová utiliza para alimentar a su pueblo, sin embargo, ni este blog ah quedado exento del ataque apóstata y su intento por extraviar y apartar de la organización a los fieles hermanos que lo visitan. Pues bien, internet está repleto de información apóstata, lo que requiere intenso cuidado al usar este útil medio.

La palabra griega αποστασια (apostasía) significa “deserción, abandono o rebelión”, en este caso, rebelión religiosa. Personas que en su tiempo fueron testigos de Jehová y que ahora se han rebelado contra la organización son apóstatas. En estas personas se cumple claramente lo que el apóstol Pedro dijo bajo inspiración: “Les ha sucedido el dicho del proverbio verdadero: “El perro ha vuelto a su propio vómito, y la cerda bañada a revolcarse en el fango” (2 Pedro 2:22). Como cerdos sucios, los apóstatas se revuelcan en el fango mundanal, y como perros asquerosos, vuelven a alimentarse de la mesa de los demonios. ¡Pero no quieren practicar su suciedad solos! Como su padre el Diablo, utilizan mentiras y verdades a medias para extraviar a los siervos fieles de Jehová. Los apóstatas dejan claro que son hijos de Satanás, pues al igual que él no permanecen firmes en la verdad porque la verdad no está en ellos (Juan 8:44). Los apóstatas también son Anticristos, pues como dijo el apóstol Juan, “Ellos salieron de entre nosotros, pero no eran de nuestra clase; porque si hubieran sido de nuestra clase, habrían permanecido con nosotros. Pero [salieron], para que se mostrara a las claras que no todos son de nuestra clase” (1 Juan 2:18, 19). Por eso, el apóstol Juan dijo que a estas personas no debería dárseles ni siquiera un saludo, porque quien los saluda se hace partícipe de sus obras inicuas (2 Juan 9, 10). ¿Le gustaría a usted participar de las obras inicuas de los apóstatas? Por supuesto que no. Por lo tanto, estemos resueltos a odiar la apostasía, porque Jehová la odia. Los apóstatas se han hecho merecedores de la destrucción eterna, ¡morirán para siempre! ¡No caigamos en el mismo error que ellos! Ni siquiera por curiosidad leamos información apóstata, por muy interesante que nos parezca, o por muy fuerte que creamos nuestra fe. El alimento que ellos sirven es malo, no nutre, proviene de Demonios. Así que sigamos ejerciendo extrema cautela para no caer en la trampa que Satanás nos ah tendido. Tampoco creamos que al escribirles les convenceremos a que vuelvan a la verdad. Un ángel enviado por Dios dijo: “El que está haciendo injusticia, haga injusticia todavía; y el sucio sea ensuciado todavía. […] Afuera están los perros y los que practican espiritismo y los fornicadores y los asesinos y los idólatras y todo aquel a quien le gusta la mentira y se ocupa en ella.” (Revelación 22:11, 15) Así que, si ellos quieren seguir revolcándose en la suciedad satánica ¡Qué se sigan revolcando en su fango lleno de mentiras! Nosotros, ocupémonos de ejercer justicia, pues pronto Jehová recompensará a cada quien según sus hechos: A los fieles vida eterna, a los apóstatas muerte humillante y eterna. Esforcémonos, por lo tanto, a permanecer fieles a Jehová y su organización santa. Si nos salimos de esta organización ¿A dónde iríamos? Solo en esta organización hemos hallado dichos de vida eterna ¡No la abandonemos nunca! (Juan 6:66-68).

sábado, 18 de julio de 2009

“Use discernimiento el lector” ¿Porqué ahora nos importa esa exhortación, más que nunca?

En el estudio de La Atalaya de la semana pasada aprendimos la importancia de ‘pasar adelante a la madurez’ (Hebreos 6:1). El ser maduros espiritualmente permitió a los cristianos judíos residentes en Jerusalén y sus alrededores detectar cuándo se había acercado la desolación de la ciudad (Lucas 21:20). Ahora bien, en su cumplimiento mayor ¿cómo nos ayudará ser maduros espiritualmente, y conocer "las cosas profundas de Dios", a reconocer cuándo ah empezado la Gran Tribulación? El examinar el primer cumplimiento de la profecía de Jesús según Mateo 24 y Lucas 21 nos ayudará a responder esta pregunta.

Citando de la profecía de Daniel, Jesús mencionó a “la cosa repugnante que causa desolación” parada en “el lugar santo” (Mateo 24:15). Lucas relata que Jesús mencionó a “ejércitos acampados”, pero ni en el relato de Mateo, ni de Lucas, ni el de Marcos 13 se menciona que Jesús dijera qué exactamente sería esa “cosa repugnante”, por eso se hizo necesaria la exhortación de Mateo 24:15: “Use discernimiento el lector”. Los cristianos del primer siglo necesitaban ser maduros espiritualmente y conocer las “cosas profundas de Dios” para reconocer esa “cosa repugnante” que fue encarnada en el ejército romano comandado por Cestio Galo en el año 66 E.C. ¡Era el momento de huir! Los cristianos pendientes del cumplimiento de la profecía de Jesús entendieron que la cosa repugnante era el ejército romano, y el “lugar santo” era la ciudad de Jerusalén. Así lograron escapar y salvar sus vidas. Solo cuatro años después, en 70 E.C regresaron los ejércitos romanos y destruyeron Jerusalén.

¿Qué es la “cosa repugnante” que causa desolación y qué es el lugar santo sobre el cual se pone o se pondrá de pié la “cosa repugnante” en nuestros tiempos? Los testigos de Jehová entendieron a principios del siglo pasado que la “cosa repugnante” en su cumplimiento mayor era la Liga de Naciones, y que fue puesta en un “lugar santo” (“parada donde no debe”, según Marcos 13:14) al ocupar el puesto del Reino de Dios delante del mundo, pues fue aclamada como “la expresión política del Reino de Dios en la tierra” ¡Qué blasfemia! Esta Liga de Naciones, cumpliendo la profecía bíblica desapareció a mediados del siglo pasado, y reapareció en la forma de la ONU alrededor de 7 años después de su desaparecimiento (Revelación 17:8). Así, que en la actualidad la ONU es esa “cosa repugnante que causa desolación” predicha por Jesús. ¿Está parada en el lugar santo ya, al ocupar un puesto que pertenece al Reino de Dios? Podría ser, pero un análisis detallado del cumplimiento típico de la profecía nos da otra posibilidad. ¿Qué era “el lugar santo” del siglo primero? Jerusalén, pero una Jerusalén apóstata, cuyos habitantes habían rechazado al hijo de Dios, así que era un “lugar santo” para la religión judía, más no para Jehová. Para Jehová era algo detestable, algo que merecía castigo. En la actualidad, la mayor apóstata, la Cristiandad también es algo “santo” para sus miembros, pero para Jehová es algo inmundo, asqueroso, odiado, algo que merece su cólera y destrucción. Eso parece indicar que, el que “la cosa repugnante que causa desolación” se ponga de pie en “el lugar santo” se relaciona a estar de pie de forma amenazante contra algún “lugar santo” de la cristiandad, quizás simbólico, o quizás literal, y parece ser un acontecimiento futuro. ¿Cómo cree usted que nos ayudará el conocer las “cosas profundas de Dios” a reconocer el inicio de la Gran Tribulación? Porque el conocer estas profecías nos ayudarán a discernir cuándo se ah puesto de pie la “cosa repugnante”, acto previo a la completa desolación del entero imperio mundial de religión falsa predicha en Revelación 17:16. ¿Cómo tomaría usted la siguiente noticia: “Ejércitos británicos amenazan a las afueras de El Vaticano”? No estamos diciendo cómo exactamente sucederá, porque nadie sabe, más que Jehová y Jesucristo, pero una noticia de ese tipo nos indicaría que “la desolación” de Babilonia es inminente.

¿Cuánto tiempo esperará usted para huir de Babilonia la Grande? ¿Cuánto tiempo más participará en las asquerosas prácticas, costumbres y creencias inmundas e inspiradas por demonios de las cuales Babilonia la Grande es promotora? ¡No hay tiempo que perder! La “cosa repugnante” ya está en el escenario mundial, y falta muy poco para que ‘se ponga de pie en el lugar santo’ ¡Es tiempo de huir! Jehová nos exhorta urgentemente: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas.” (Revelación 18:4)

miércoles, 15 de julio de 2009

No mezclemos la adoración pura con las prácticas mundanas Lecciones para nosotros – Lectura Semanal de la Biblia

Santidad: La palabra hebrea es qó·dhesch (קדשׁ ) y se refiere a la cualidad de estar separados del uso común, ser exclusivos, estar separados de las demás cosas a fin de glorificar y servir a Dios. Todo lo que no es Santo es algo Profano.
Jehová estaba resuelto a mantener la santidad en su pueblo Israel. Podemos ver cómo Jehová meticulosamente dio claras instrucciones aún sobre la limpieza física y la forma de arreglarse. Ya es sabido que muchas de las leyes dadas a Israel ya no aplican a los cristianos (Hebreos 8:13). Sin embargo, encontramos principios que deben regir el vivir cristiano. Uno de esos principios está en Levítico 21:5 en donde Jehová manda a los sacerdotes: “No deben ellos producir calvicie sobre su cabeza, y no deben afeitarse la extremidad de la barba”.
Quizás a muchos varones Israelitas no les gustara usar la barba, y quisieran ser como los egipcios, quienes estaban bien afeitados, pero Jehová había mandado conservar la barba y el cabello. Por supuesto que Jehová requería una barba bien cuidada y el cabello recortado, a excepción del duelo y el nazareato (2 Samuel 19:24-28; Isa. 7:20; Ezequiel 44:15, 20).
Esta ley no se dio por asuntos de moda, sino para establecer una diferencia entre el pueblo de Jehová y las demás naciones, pues Jehová no quería que su pueblo imitara las prácticas paganas de las naciones circundantes.
En nuestro caso, bajo la ley del Cristo, se dio una ley aplicable tanto a varones como mujeres, a saber: “[Que] se adornen en vestido bien arreglado, con modestia y buen juicio, no con estilos de cabellos trenzados y oro o perlas o traje muy costoso”.
La Atalaya del 1 de agosto de 1973 dice: “Si, pues, usted quiere insistir sobre cierto estilo de peinado o de vestir, o alguna práctica, pregúntese: ‘¿Estoy haciéndolo para imitar a mundanos?’”
Así que deberíamos esforzarnos por que nuestra apariencia refleje que pertenecemos al pueblo santo de Jehová, y se establezca una diferencia clara entre lo profano y lo santo.